sábado, 11 de octubre de 2014

Historia del jamón iberico



El jamón sin duda cautivó los sentidos y los estómagos de los Romanos que habitaron la Península Ibérica ya por el siglo II a.C. La práctica habitual de curar la carne de cerdo en sal, sentó las bases para la elaboración de uno de los manjares más apreciados en el Mundo entero, el Jamón 100% ibérico.

Don Miguel de Cervantes, no dudó en mencionar el jamón como manjar gastronómico en su aclamado “Don Quijote”

Su lugar de honor en la gastronomía española ha permanecido imperturbable a lo largo de los siglos, y escritores como Don Miguel de Cervantes, que no dudó en mencionar este manjar gastronómico en su aclamado “Don Quijote”, han jugado un papel primordial a la hora de dar a conocer las cualidades incomparables asociadas al jamón ibérico de bellota.

De manera que, lo que una vez fue un secreto muy bien guardado, se ha convertido hoy en una exquisitez esencial para cualquier paladar gourmet que se precie.

El jamón ibérico de bellota sigue los procesos básicos de sacrificio, curación y maduración del jamón ibérico

Las técnicas de producción de jamones ibéricos de bellota actuales se remontan a los métodos ancestrales, aunque adaptados a la normativa sanitaria vigente y siguen los procesos básicos de sacrificio, curación y maduración de los jamones y embutidos ibéricos.

El cerdo ibérico ha poblado las dehesas de Salamanca, Extremadura y Sevilla durante siglos. En estas praderas plagadas de encinas y alcornoques, es donde el cerdo ibérico autóctono encuentra su alimento favorito: la bellota.

Los animales disfrutan de una vida privilegiada, deambulando todo el día entre bosques de gran belleza y ejercitando, de paso, sus músculos. Es precisamente en este órgano donde se esconde uno de los secretos que hay detrás del sabor tan característico del jamón ibérico de bellota.

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